“La red neuronal es la base de todo conocimiento y de toda la memoria” Joaquin Q. Fuster.
Una memoria es sólida firme y duradera acorde a las circunstancias emocionales en que se adquiere la memoria. Se forman firmemente con el clima emocional. En el curso de la vida se ejercitan estas memorias por medio de la repetición. Otro factor es el tipo de memoria que queda. Hay muchas clases de memorias, por ejemplo: La memoria semántica, la memoria episódica, entre otras, que se van ejercitando en el curso de la vida. El truco para adquirir nuevas memorias es el ejercicio del cerebro o dicho de otra forma la gimnasia mental. A lo largo de la vida pueden nacer nuevas conecciones y para ello hay que estimular nuestro cerebro.
El cerebro pesa casi 1,5 Kg y contiene más de 100 mil millones de neuronas distribuidas en complejísima redes que llegan a la edad madura a los 30 años, a partir de aquí “envejece”. Para retrasar el envejecimiento podemos tomar los 12 pasos del neurocientífico Paco Mora para posponer enfermedades como el alzheimer, parkinson o demencia senil.
Consejos para un cerebro sano
- Comer menos. Comer más de lo que necesitamos aumenta el estrés oxidativo del organismo que agrede a las proteínas, a los lípidos, al ADN y al cerebro. Menos comida potencia la producción de nuevas neuronas en el hipocampo (La región encargada del aprendizaje y la memoria), Aumenta la sinapsis y favorece los mecanismos de reparación neuronal.
- Deporte de forma regular mente sana y cuerpo sano practicar deporte aeróbico de forma habitual o continuada segrega sustancias que repercuten en una mejor plasticidad del cerebro se potencia la sinapsis entre neuronas clave del aprendizaje y la memoria.
- Hacer ejercicio mental todos los días. Debemos estimular la mente con retos, por ejemplo, aprender un idioma nuevo es una tarea fascinante que requiere esfuerzo y que produce mucho placer. Y, que es útil porque provoca la admiración de los demás.
- Viajar mucho. Viajar requiere en esencia aprender y memorizar. Adquirir percepciones y memorias nuevas. La rutina es nefasta para el cerebro, además viajar genera un cúmulo de emociones que es realmente lo que mueve a nuestras neuronas .
- Vivir acompañado. Una buena salud mental pasa por tener relaciones buenas y constantes con los demás. La transferencia emocional tiene muchas ventajas sociales quienes viven en pareja y tienen amigos se adaptan mejor a los cambios.
- Adaptarse a los cambios. Adaptarse quiere decir también asumir los tiempos que corren. Si nos aislamos. Si nos decimos: Yo ya soy muy mayor para esto”, lo único que conseguimos es estresarnos emocionalmente.
- Evitar el estrés crónico. El estrés crónico tiene muchas consecuencias dañiñas sobre el organismo y el cerebro. Libera de forma constante hormonas glucocorticoides que afecta directamente al cerebro. Lo mejor para contrarrestarlo es practicar deporte.
- No fumar. Este hábito puede producir pequeñas infartos cerebrales y declinar la funciones mentales. La nicotina produce una reducción de la memoria. La atrofia y la muerte de las neuronas. Además aumenta el estrés oxidativo en el cerebro.
- Dormir bien. Necesitamos entre 7 y 8 horas de sueño reparador cada noche, para que nuestro cerebro pueda borrar aquella información innecesaria y reforzar los conocimientos aprendidos. También para reparar tejidos dañados
- Evitar el apagón emocional. La motivación, la ilusión, la emoción es lo que nos empuja a tener ganas de vivir. Ese es el motor que llevamos dentro y que nos mueve a querer seguir estando vivos.
- Agradecimiento. Agradecer es unos de los gestos humanos más bellos. Quién une al que agradece y al quien recibe el agradecimiento. La vejez es un tiempo sano de agradecer, de dar, de crear nuevos lazos. Y, dejar atrás antiguos conflictos que eran motivos de tensiones, angustias y pesadumbres
- Las pequeñas cosas. Ser mayor, de mente clara y sano es un privilegio. Disfrutemos de las pequeñas cosas. Sin crearnos necesidades por las que tengamos que luchar para conseguirlas.
Joaquin Q. Fuster fue el primero en constatar que realmente el conocimiento no está fijo o inserto o localizado en una parte especial del cerebro. Esto es lo que llama Fuster la concepción modular del cerebro. La red es la clave. La red neuronal, sobre todo la red de la corteza cerebral son la base de todo el conocimiento y de toda la memoria. Se forman a lo largo de la vida con la experiencia, por el establecimiento de conexiones entre neuronas que pueden estar agrupadas en grupos pequeños, sobre todo en las zonas primarias sensoriales motoras que pueden llamarse módulos. En los módulos está la base, es el ver, es el tocar, es el oír, es el moverse. La conciencia del conocimiento y la conciencia de la memoria está en la red que es la agrupación. El código de la memoria y el código del conocimiento es un código relacional. Es un código de relaciones. Lo más cercanos que hay a ellos desde el punto de vista psicológico es la psicología de la gestalt. La psicología de la forma, una cosa se ve, tiene sentido y significado por las relaciones entre sus partes. Y, el total, el significado de aquel objeto lo define las relaciones entre las partes y no es reducible a las partes en sí. Es decir que el todo es mucho más que la suma de las partes. Una neurona puede ser el centro de muchas cosas. Las redes neuronales del conocimiento debido al hecho que se forman por asociación todas ellas y por vivencia, comparten células y grupos celulares, es decir, que un grupo celular puede ser parte de muchas redes, de muchísimas redes. El código de la cognición es un código relacional a nivel de la red y es irreducible a las partes. El lenguaje escrito o hablado es un lenguaje relacional es un código relacional. Relaciones entre letras, entre palabras, entre significados semánticos que no se puede reducir a sus partes mínimas.
Antes se creía que el cerebro era una especie de armario lleno de cajones donde se iban archivando los recuerdos. Se solía pensar que cada área cerebral estaba especializada en una sola función. No obstante los avances en neurociencia en las tres últimas décadas han permitido desmontar esta visión del cerebro. Hoy en día sabemos que no se trata de una máquina por piezas como un coche, sino de una red muy compleja con millones de neuronas interconectadas y distribuidas por toda la corteza cerebral tal como la internet donde cada una de las neuronas cumple con una infinidad de funciones y forma parte de numerosas redes. Para entenderlo un poco mejor imaginemos que el cerebro fuera un orquesta sinfónica y cada uno de los músicos una neurona. Cuando interpretan una nueva partitura ejercen roles distintos e intervienen de forma diferentes y establecen relaciones variadas entre ellos. Por ejemplo, puede que en una pieza al principio sólo se activen la sección de vientos y los violines y más tarde se incorpora el resto de la orquesta. Eso sí, para que suene bien deben sincronizarse y estar atentos a lo que hacen los demás, seguir el mismo ritmo, compartir afinación, además cada uno puede participar en innumerables partituras y una misma orquesta o red neuronal puede servir para interpretar varios tipos de partitura distintos. Esto mismo ocurre aunque de forma más compleja en el cerebro con las alrededores de 20 mil millones de neuronas que le forman. Los conocimientos o las memorias que aprendemos son redes de neuronas entrelazadas por enlaces sinápticos, por conexiones entre las células nerviosas es así como adquirimos nuevas memorias y el cerebro las guarda en redes distribuidas.
Mis memorias son distintas de las tuyas porque las relaciones han formado de modo distinto con elementos aleatorios que son distintos para mí y para ti, pero compartimos ciertas redes en común que son las redes de la cultura, el ambiente que hemos vivido las leyes del léxico y esto queda. Está por encima de todo porque es el resultado de la repetición de redes más chicas, más pequeñas que están a la base de esas redes porque están organizadas de modo jerárquico a nivel más bajo están las memorias sensorial, motora primaria. Esto sí que se pueden reducir a módulo ciertas partes del cerebro pero cuando no salimos de allá y subimos a las zonas asociativas de la corteza la memoria se va haciendo más interconexa más compleja, más amplia y más difusa esto también le da solidez porque pueden perderse algunas de las vías de acceso a ella pero otras quedan cuando no recuerdas el nombre de una persona, empiezas a tantear en tu mente las distintas circunstancias en que las has visto para poder enganchar con aquella asociación que te lleva a ello desgraciadamente a veces entre más buscas, menos recuerdas, esto es el factor emotivo, la inhibición.
En ciertas partes del cerebro descubrí células que mantienen la información de un objeto sensorial, visual o auditivo durante segundos o minutos hasta que el animal hacía su acción en este caso discriminar entre dos colores para conseguir una recompensa. Esta es la memoria que llamamos “memoria de trabajo” y esta es memoria a largo plazo que se usa, puesta al día, para ejercer una acción o resolver un problema para recordar algo, es para algo que se recuerda, más en el uso de la memoria, uso yo la memoria a largo plazo que tengo ya ahí preformada, solo con variaciones que son alucentes de lo que tengo que hacer en el momento. Hay memorias que suprimimos o inhibimos. El cerebro tiene que inhibir las memorias que no vienen al caso para dejar espacio y para dejar vitalidad a las memorias que son importantes para el momento.
Aunque la memoria continúa siendo uno de los grandes misterios de la neurociencia sabemos que existen tres tipos distintos. La memoria a largo plazo que es aquella que nos permite recordar episodios de cuando éramos pequeños. La memoria a corto plazo gracias a la cual podemos retener un número de teléfono que acaban de darnos y la tercera la memoria de trabajo, ésta es tan importante que muchos neurocientíficos creen que es el ingrediente fundamental de la inteligencia humana. Se trata de la memoria que usamos para enlazar lo que está ocurriendo con los recuerdos que tenemos almacenados y así poder actuar en consecuencia, es la memoria que entra en juego como por ejemplo cuando conversamos con alguien, escuchamos lo que el otro nos dice, procesamos la información buscamos en nuestro disco duro y encontramos recuerdos almacenados que rescatamos para poder hilar la conversación.
Con el cerebro hacemos de todo. Nos ajustamos con el medio ambiente. El cerebro es la interfase que hay entre nosotros y el medio ambiente Cuando digo el medio-ambiente no quiero decir sólo el ambiente externo, sino también el ambiente interno. Entonces en el curso de la evolución se ha desarrollado sobre todo la corteza muchísimo y en el ser humano ha adquirido propiedades muy peculiares que le permiten dos cosas fundamentales. Uno es el lenguaje, su medio de ajuste al medio ambiente y la otra es la predicción. Es decir que todas las funciones que llamamos ejecutivas, todas tienen un futuro, todas. La memoria de trabajo. El planeamiento. La toma de decisiones. La conciencia creadora. Todas miran al futuro. Voy a hacer esto, para esto. Tengo que hacer esto. Tengo que decidir. Tengo que. Nuestras acciones producen cambios en el medio ambiente y a su vez esto los percibo. Por lo cual se realimenta el sistema.
Es verdad que el alma está en el cerebro, pero no en sus compartimentos de los módulos neuronales que gestionan el tocar, el sentir, el mover de cada día como creíamos antes. El alma está en la red cerebral. El gran neurocientífico español Joaquín Fuster fue el primero en sugerir que la base del conocimiento surge de la interconexión entre los distintos módulos cerebrales. Y, ese cuchicheo entre los distintos compartimentos del cerebro es el que da lugar a la cognición. No es raro que sea así. En los tres días que estuvimos en Mallorca en un congreso con los principales neurocientíficos del mundo quedó patente que el cerebro intenta siempre hacer predicciones y para ello tiene que elaborar, no tiene más remedio las más disparatadas hipótesis a su alcance. Y, la mejor manera para lograrlo es trabajar en red, algo semejante a lo que sucede en los mejores centros de investigación científica que suelen ser multidisciplinares.
“La solidez y durabilidad de un recuerdo están relacionadas con las circunstancias emocionales en las cuales se ha adquirido”
Joaquín fuster