En una Súper Cultura existe cero tolerancia con los chismes y no existen chismes.

Valores en una Súper Cultura:

Cero tolerancia con el chisme, identificación de chismosos, y comunicación de los chismosos con todas las personas para que las personas se cuiden(puede ser un psicópata o sociópata).

El chisme: una persona te dice que «tu mejor amigo» habló mal de ti, ¿Qué haces?

¿Te enojas con tu mejor amigo por que habló mal contigo y le reclamas, le dices «¿Qué te pasa?»? ¿Sí, no, por qué?

¿Le das el beneficio de la duda a tu mejor amigo y le preguntas tranquilamente si es que habló mal de ti? ¿Sí, no, por qué?

¿Te resientes con tu mejor amigo, y nunca más le vuelves a hablar? ¿Sí, no, por qué?

¿Le dices a la persona que te dice el chisme, «si lo que dices es verdad, te voy a grabar ahorita mientras me dices un chisme, y después, le voy a llamar a mi mejor amigo, y al frente tuyo, quiero que le digas lo que me estás diciendo, y si es verdad, voy a estar agradecido contigo, pero si es mentira, voy a compartir este chisme con todos mis contactos de Whatsapp para que tegan cuidado contigo por que puede ser que seas una persona conflictiva»? ¿Sí, no, por qué?

Entonces, ¿Qué harías si te vienen con chismes de «esta persona dijo esto»?

CUANDO LES VENGAN CON CHISMES…PONGAN EN PRÁCTICA LA PRUEBA DE LOS TRES TAMICES DE SÓCRATES:

En la antigua Grecia Sócrates tenía una gran reputación de sabiduría. Un día vino alguien a encontrarse con el gran filósofo, y le dijo:
– ¿Sabes lo que acabo de oír sobre tu amigo?
– Un momento, –respondió Sócrates– antes de que me lo cuentes, me gustaría hacerte una prueba, la de los tres tamices.
– ¿Los tres tamices?
– Sí,-continuó Sócrates– antes de contar cualquier cosa sobre los otros, es bueno tomar el tiempo de filtrar lo que se quiere decir. Lo llamo el test de los tres tamices. El primer tamiz es la verdad. ¿Has comprobado si lo que me vas a decir es verdad?
– No, sólo lo escuché.
– Muy bien. Así que no sabes si es verdad. Continuamos con el segundo tamiz, el de la bondad. Lo que quieres decirme sobre mi amigo, ¿es algo bueno?
– ¡Ah, no! Por el contrario.
– Entonces, -cuestionó Sócrates– quieres contarme cosas malas acerca de él y ni siquiera estás seguro de que sean verdaderas. Tal vez aún puedes pasar la prueba del tercer tamiz, el de la utilidad. ¿Es útil que yo sepa lo que me vas a decir de este amigo?
– No, en serio.
– Entonces, -concluyó Sócrates– lo que ibas a contarme no es ni cierto, ni bueno, ni útil; ¿por qué querías decírmelo?

Mejoremos nuestra vida y sociedad.

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